domingo, 4 de mayo de 2008

La vida debajo del puente

Dios bendiga los puentes. No los que enlazan pedazos de tierra y reducen tiempos y distancias; me refiero a esos que alargan el tiempo de flojear y pachanguear, de levantarse tarde, de ver la tele gran parte del día... de escribir tarugadas en un blog. A fin de cuentas, somos mexicanos, y para nosotros es invaluable un fin de semana como este cuyas últimas horas se me escurren de las manos. Tiempo de no trabajar.

Para los mexicanos, todo es fiesta, todo celebramos. El día del grito, la batalla de puebla la expropiación petrolera, el día del trabajo, y muchas otras fechas en la que tal vez mucha gente no sabe ni qué es lo que se celebra, pero están siempre prestos a faltar a sus labores de ese día para organizar senda pachanga “en honor de unos niños que pelearon por México”.

Pero tal vez el día de mayor veneración para el mexicano, (seguido claro del festejo de la Virgen de Guadalupe) es el día de las madres; aquella venerada santa mexicana por la que se rompe el cochinito el 10 de mayo para darle un machista regalito (una plancha, una licuadora, en fin, una gran lista de electrodomésticos) mientras se sitúa a la madre en un inalcanzable altar, por lo menos ese día.

Pero todos estos festejos (resaltando nuestro característico día de muertos) son parte de nosotros, parte del encuentro de nuestra incansable búsqueda de la identidad propia, de esa necesidad inconsciente de perpetuar nuestra cultura en el tiempo y el espacio, el ser únicos.

-Diego Enríquez Macías



1 comentario:

aeiou260199038 dijo...

en el cual también me pongo a labatterie dizque escribir.